Transeúntes y lugar

Los hippies eternos

La señora de los gritos (estaba relajada)

Niños y niñas de excursión, están comiendo fruta, sola.

Curioso: hay una obsesión general con la salud y la alimentación pero a la vez tanto desconocimiento…

son niños y niñas, activos, moviéndose. Necesitan proteína y grasa.

Mi abrigo es vintage. No destaca en absoluto.

Me rodea gente que parece salida de cualquier época menos ésta.

¿Es porque nuestra época es una cualquiera?

Los mejores sin duda es una pareja heterosexual que parecen salir de los años 70.

Sobretodo él, pues lucía unas patillas auténticamente setenteras, que no he visto jamás

en ninguna película actual ambientada en la década

Monjas de paseo

Una mujer pasa rápido y me sonríe. No se si lleva hábito o velo.

¿Qué mas da una religión que otra son todas la misma?

Oigo a un grupo hablar con acento argentino. Me resulta extraño. Sólo lo oigo cuando soy yo la que lo imita y me da la impresión de que ellos también lo están imitando. Al fin y al cabo, hay un montón de parejas en medio de la plaza bailando tango.

Me llaman la atención un grupo de jovencitas. Lo están grabando todo y a ellas mismas. Poco después me doy cuenta de que yo, también lo hago.

Neoliberalismo salvaje + Historicismo fascista = Fachalecos

(o fachalocos)

En una de las idas y venidas, noto a dos mujeres, la una frente a la otra, en quinta posición de ballet. No puedo evitar hacerles saber su buena postura. Me sale la profesora de ballet de dentro. Toda la plaza baila.

Quiero bailar. ¿Debería hacerlo?

No me atrevo

Podría venir un mozo de buen ver e invitarme a bailar.

Entonces, otro gallo cantaría.

No aparece el buen mozo ahora, pero sí uno para dentro de 40 años.

Un señor mayor con pintas de extranjero (lleva pantalón corto) lleva unas martens nuevecitas. No sé si quiero su habilidad para regular la temperatura o sus botas recién compradas.

Vaya flipado el viejecito: con la edad, está bien pelón y se le ve claramente el tatuaje de una bota en su gemelo izquierdo

Al igual que el señor de las botas, hay muchísimos turistas, la mayoría congregados en torno a los bailarines de la plaza. También hay muchísima gente inmigrante. Realmente hay bullicio cultural aquí.

Tantas personas de distintas culturas hacen que parezcan una. Quizás solo haya una cultura.

Quizás solo exista una persona

Veo cerca de la calzada una cabina de baño pública. Es la primera vez que noto que esté ahí, y sin embargo, tomando consciencia de su presencia parece que nunca dejo de estar.

Me acerco y veo que una pareja también la observa. Piensan lo mismo que yo. Nos reímos. Está ocupada.

A propósito de notar la presencia de ésta cabina por primera vez, hay muchas cosas de la plaza que no había notado hacia ahora, o a las que mi vista ya se había acostumbrado, pues no son exclusivas a la plaza.

Para empezar, todo se cae a pedazos. Sólo porque sé que estoy soñando puedo explicar que se mantenga en pie.

Las cristaleras fragmentadas de las terrazas, las grietas en el suelo, en los edificios

No sé como no se hunde. Sería emocionante.

Y entre grieta y grieta, asoman colillas, papeles, chicles, manchas diversas y óxido. Mucho óxido.

Vaya collage de mugre, tiene su encanto

Por otro lado, nada parece seguir un orden. Las alcantarillas no se alinean con ninguna loseta. Ni siquiera todas las losetas se alinean.

Sin embargo, esta caótica distribución no lo resulta tanto en el contexto de la bulliciosa plaza.

Es más, tiene todo el sentido del mundo.

Quisiera usar esa barra de pegamento para pegar las grietas de la plaza.

Pero está pegada al suelo